Verdades Olvidadas

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Cristo es el Emperador de todas las naciones
Contaminados por el liberalismo y el progresismo, muchos católicos tradicionalistas creen que los herejes, cismáticos, judíos, musulmanes y paganos tienen derecho a tener sus propios Estados, sean imperios, reinos, repúblicas, califatos o cualquier otra forma de autoridad temporal.

Estos católicos están equivocados. Todas las formas de gobierno civil en la tierra deben estar sujetas a Nuestro Señor Jesucristo y a Su Iglesia.

Si usted se siente mal por esta afirmación y tiene algunas objeciones al respecto, seguramente le resultará beneficioso leer el siguiente texto del Papa Pío XI que respalda la enseñanza del Papa León XIII.

Pío XI

Así, pues, el imperio de nuestro Redentor abarca a todos los hombres. Para utilizar las palabras de nuestro inmortal predecesor, el Papa León XIII: «Su imperio abarca no sólo a las naciones católicas, no sólo a las personas bautizadas que, aunque pertenecen de derecho a la Iglesia, han sido extraviadas por el error o separadas de ella por el cisma, sino también a todos los que están fuera de la fe cristiana; de modo que verdaderamente toda la humanidad está sujeta al poder de Jesucristo» (Encíclica Annum Sacrum, 25 de mayo de 1899).

No hay en este asunto diferencia alguna entre el individuo y la familia o el Estado; pues todos los hombres, ya sean colectivos o individuales, están bajo el dominio de Cristo. En Él está la salvación del individuo, en Él está la salvación de la sociedad. «Y en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres en que podamos salvarnos.»
(Hechos 4:12)

Él es el autor de la felicidad y la verdadera prosperidad para cada hombre y para cada nación. «Porque una nación es feliz cuando sus ciudadanos son felices. ¿Qué otra cosa es una nación sino un número de hombres que viven en concordia?» (San Agustín, Ep. ad Macedonium, c. 3) Si, por tanto, los gobernantes de las naciones quieren conservar su autoridad, promover y aumentar la prosperidad de sus países, no descuidarán el deber público de reverencia y obediencia al gobierno de Cristo.

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Pius XI, Ecyclical Quas primas, § 18

Publicado el 18 de enero de 2025


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