Promover la música mundana y protestante corrompe a los católicos

Pues nada es más propio de la naturaleza humana que dejarse suavizar por los modos agradables o perturbarse por sus contrarios. Esto no es peculiar de personas dedicadas a ciertas actividades ni de edades particulares. En efecto, la música se extiende a todo esfuerzo; además, los jóvenes, así como los ancianos, están tan naturalmente sintonizados con los modos musicales por una especie de afecto voluntario que ninguna edad queda excluida del encanto del dulce canto.

Lo que Platón dijo con razón puede igualmente entenderse: el alma del universo fue unida en una concordia musical. Porque cuando oímos lo que está propiamente y armoniosamente unido en el sonido junto con aquello que está armoniosamente acoplado y unido dentro de nosotros y somos atraídos hacia ello, entonces reconocemos que nosotros mismos estamos compuestos a su semejanza.

Pues la semejanza atrae, mientras que la desemejanza disgusta y repele. De esta causa surgen también transformaciones radicales en el carácter. Una disposición lasciva se complace en modos más lascivos o suele ablandarse y corromperse al oírlos. Por el contrario, un espíritu más rudo se complace en modos más excitantes o se enardece cuando los escucha. ...

Un pueblo se deleita en los modos por la semejanza con su propio carácter, pues no es posible que lo suave se una o halle placer en lo áspero, ni lo áspero en lo suave. Más bien, como se ha dicho, la similitud engendra amor y placer.

Así, Platón sostiene que debe ejercerse el mayor cuidado para que nada se altere en la música de buen carácter. Afirma que no hay mayor ruina de las costumbres en una sociedad que la perversión gradual de la música casta y templada, pues las mentes de los oyentes primero consienten. Luego se someten poco a poco, sin conservar rastro de honestidad o justicia, ya sea que los modos lascivos introduzcan algo impúdico en las disposiciones del pueblo o que los más ásperos implanten algo belicoso y salvaje.

En efecto, ningún camino hacia la mente está tan abierto a la instrucción como el sentido del oído. Así, cuando los ritmos y modos llegan al intelecto por medio de los oídos, sin duda afectan y remodelan esa mente según su carácter particular. ...

Platón considera que la música de más alto carácter moral, compuesta con modestia, es una gran guardiana de la sociedad; por tanto, debe ser templada, simple y viril, más que afeminada, violenta o voluble.

Boecio, De Musica o Fundamentos de la Música, passim

Publicado el 27 de septiembre de 2025