Cuentos y leyendas
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‘Subo al cielo para aprender’

Hugh O’Reilly
Era agosto del año 1153 y había llegado el momento en que el santo San Bernardo de Claraval se acercaba a la muerte. Esto fue después de que había hecho muchos milagros y había hecho 171 monasterios y había escrito muchos libros y tratados.

San Bernardo llevó al abad al monte Líbano

Y así cumplió los días de su vida en el año 63 de su edad, en el año de Nuestro Señor 1153 después de 40 años de vida monástica. Durmió en Nuestro Señor entre las manos de sus hijos en la Abadía que había fundado en Clairvaux y su gloria mostró a muchas personas su partida de esta tierra.

El día de su muerte, se apareció a un abad en un monasterio lejano y le ordenó que lo siguiera, y así lo hizo.

Y entonces San Bernardo dijo: "Hemos llegado al monte del Líbano. Aquí os dejaré y subiré a lo alto".

Y el abad le preguntó a San Bernardo por qué iba a subir y dejarlo.

El Santo respondió: "Para aprender, subiré."

‘'Aquí en esta tierra no hay verdadera ciencia’

Y el abad, maravillándose mucho, dijo: "¿Qué vas a aprender, padre? Porque en verdad creemos que no hay nadie como tú, que nadie es tan sabio en la ciencia como tú".

Y San Bernardo respondió con gran gravedad: "Aquí no hay ciencia, ni aquí hay conocimiento de la verdad. Pero allí". Y señaló la cumbre de la montaña oculta por las nubes, "allí arriba sólo hay abundancia de ciencia, y en lo alto está el conocimiento mismo de la verdad".

Y con esas palabras se desvaneció.

Y entonces el Abad marcó ese día y halló que fue en ese mismo día y en esa misma hora que San Bernardo pasó a Nuestro Señor, Quien le hizo muchos e innumerables milagros y a Quien sea dada alabanza y alabanza eterna.


Adaptado de La leyenda dorada de Jacobus Voragine (1275),
por William Caston, 1483, NY: Arno Press, 1969, p. 477

Publicado el 23 de agosto de 2022

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