Historias y Leyendas
donate Books CDs HOME updates search contact
Santa Clara y los sarracenos

Elaine M. Jordan

Este milagro eucarístico fue escrito por un fraile franciscano que vivió en la época de San Francisco, Tommaso da Celano (1200-1255). Describe cómo Santa Clara de Asís logró, con el Santísimo Sacramento, rechazar a las tropas sarracenas que rodeaban la ciudad.
Regimientos de soldados sarracenos y arqueros estaban estacionados allí (en el Convento de San Damián en Asís, Italia), amontonados como abejas, listos para devastar los campamentos y apoderarse de las ciudades. Una vez, durante un ataque enemigo contra Asís, ciudad amada del Señor, y mientras el ejército se acercaba a las puertas, los feroces sarracenos invadieron San Damián, entraron en los confines del convento y hasta en el mismo claustro de las vírgenes. Las mujeres estaban aterrorizadas, sus voces temblaban de miedo mientras llamaban a su Madre, Santa Clara.


Santa Clara pone en fuga a los sarracenos
Con corazón intrépido, Santa Clara mandó que la condujeran, enferma como estaba, hacia el enemigo, precedida por una caja de plata y marfil en la que se guardaba con gran devoción el Cuerpo del Sancta Sanctorum. Y postrándose ante el Señor, habló lastimeramente a su Cristo: "He aquí, mi Señor, ¿es posible que entregues en manos de paganos a tus indefensos esclavos, a quienes he enseñado por amor a Ti? Te ruego, Señor, protege a estos Tus esclavos a quienes ahora no puedo salvar por mí mismo".

De repente, una voz resonó en sus oídos desde el tabernáculo: "¡Yo siempre te protegeré!"

"Mi Señor", agregó, "si es Tu deseo, protege también esta ciudad que se sustenta en Tu amor".

Cristo respondió: "Tendrá que pasar por muchas pruebas, pero será defendida por Mi protección".

Entonces la virgen, alzando el rostro bañado en lágrimas, consoló a las hermanas: "Os aseguro, hijas, que ningún mal sufriréis, solamente tened fe en Cristo".

Al ver el coraje de las hermanas, los sarracenos se dieron a la fuga y huyeron por encima de los muros que habían escalado, desconcertados por la fuerza de la hermana a la que vieron orando. Y Clara inmediatamente advirtió a los que escucharon la voz de la que hablé arriba, ordenándoles con severidad: "Tengan cuidado de no contarle a nadie acerca de esa voz mientras yo esté vivo, queridísimas hijas".


Este articulo fue publicado por TIA el 6 de noviembre de 2010.
Traducido y publicado por TIA Ecuador el 20 de marzo de 2023.



burbtn.gif - 43 Bytes


gallito