El Beato Palau: La infiltración en la Iglesia
La llegada del Restaurador

El beato Palau predijo la infiltración de la Revolución en el seno mismo de la Iglesia católica y su derrota después un gran Castigo. También, en el silencio de su gruta en la pequeña isla estéril de Vedrá, el Ángel del Apocalipsis visitó al eremita y le mostró un hombre providencial que el Beato Palau llamó el Restaurador – un nuevo “Moisés de la ley de la Gracia” – que dirigirá la futura Restauración e instaurará el Reino de María.

Infiltración de la Iglesia

En el año 1864, un ángel se le apareció en su cueva de Védra y le dijo que era el ángel que guardaba la ciudad de Roma y su pontificado. Le dijo al beato Palau:

“Abandonaré Roma. Arrasaré el trono pontificio y la ciudad será entregada al poder de los demonios. Ya no será el centro de la religión de Jesucristo. Envilecerá a sus sacerdotes y religiosos y volverá a ser enemiga de Cristo y de su Iglesia. El trono del Sumo Pontífice no volverá a ella porque será transportado a otro lugar. …

“Roma será castigada severamente, y ese día está cerca, día de luto y de dolor, día de sangre y fuego”.

Entonces el Ángel lo invitó a subir a una montaña donde Palau vería la abominación de la desolación introducida en el lugar santo, como lo había predicho el profeta Daniel.

Lleno de terror y temor, Palau subió a la montaña y el Ángel le dijo: “Mira y observa bien lo que hay en el santuario. Observad, callad, guardad secreto: el misterio de la iniquidad ya está realizado y yo voy a castigar a los culpables, y la sangre de los justos aplacará la ira de Dios.” (1)

Cuatro años después, en su boletín El Ermitaño, el beato Palau alertaba a los católicos:“Satanás ha osado entrar hasta en el Santo de los Santos, mandando a todos los reyes y poderes políticos de la tierra en la batalla contra Cristo .” (2)

En otro lugar, el eremita previó más de lo que los católicos presenciarían: "Veréis al Diablo dentro del mismo santuario, desafiando la omnipotencia de Dios con blasfemias hechas ante sus altares. Veréis en el culto católico las abominaciones predichas por el profeta Daniel.

“Veréis al anticristianismo instalado en el poder. Veréis al diablo introducido en el lugar sagrado: allí corrompe, pervierte y destruye..” (3)

“Satanás entró en el santuario y lo llenó de abominaciones, apoyado por los que se llaman católicos, y desde dentro del mismo santuario están haciendo guerra contra nosotros, una guerra atroz, la más peligrosa que la Iglesia haya tenido que enfrentar jamás. Porque, esta vez, el enemigo nos combate desde dentro de la fortaleza. Usando las vestimentas y el nombre católico, el enemigo se presenta con esta fachada en ciertos actos religiosos para fascinar a las multitudes y crear confusión incluso hasta los cielos.” ​​(4)

La Revolución haría todo lo posible para abolir el Santo Sacrificio de la Misa, pero fracasaría: “Desaparecerá de la vista pública, pero continuará en las catacumbas, desiertos y lugares ocultos.” (5)

Sobre la masonería dijo: “El rey diablo está a la cabeza de la masonería con el Gran Oriente así como Cristo está a la vanguardia de toda la Iglesia. Pío IX es la cabeza visible de la Iglesia y Cristo es la cabeza invisible. El Gran Oriente es la cabeza visible del imperio del mal y el rey-Demonio es su cabeza. No hay soberano en la tierra que no haya sido iniciado en los secretos de la masonería.” (6)

El castigo venidero

«Veo -escribía el beato Palau en 1869- la ira de Dios que se cierne sobre nuestras cabezas a causa de los crímenes de los hombres. Los demonios no capitularán, pues son la vara con la que Dios golpea a las naciones y a los pueblos criminales. Casi parece como si Dios protegiese a los demonios y a la Revolución que ellos mandan, como un juez protege a los instrumentos de su justicia» (7).

En el ámbito temporal, afirmaba, una catástrofe social universal -la peor que el mundo haya conocido jamás- precedería al gran Castigo. El caos sería tan grande que el hombre ya no sería capaz de poner las cosas en orden.

Palau, que conocía las profecías de la beata Ana María Taigi (1769-1837), también habló de los tres Días de Tinieblas. También se le mostró “una oscuridad tan densa que se puede tocar y que cubrirá la faz de la tierra”.

“Serán días de ira y maldición”, advirtió, “un tiempo en que la muerte, con el Ángel Exterminador y el Infierno a su paso, visitará las casas de los impíos e incrédulos, tal como visitó Egipto cuando mató a sus hijos primogénitos en una noche”. (8)

Muchos morirán de miedo, mientras la naturaleza se sacude y “expulsa de su seno a esos ángeles revolucionarios y hombres de iniquidad que trastornan sus leyes”. (9) Son sólo las velas de los justos, continúa, las que arderán. Esos hombres deben cerrar sus puertas y ventanas y, recogidos con sus familias en sus oratorios, orar y hacer penitencia ante el Juez que castiga a los malhechores que perecerán en su impiedad.

Así como en el pasado Moisés extendió la mano hacia el cielo y una oscuridad total cayó sobre la tierra de Egipto durante tres días, así el Restaurador en los días venideros hará descender del cielo los tres días de oscuridad. En el tiempo de Moisés, sólo donde habitaban los hijos de Israel brillaba la luz; en el Castigo venidero sólo en las casas de los fieles brillará una luz.

El Restaurador, una voz apostólica, es necesario para esta misión, declaró Palau: “Para que los impíos no puedan atribuir estas calamidades sólo a la naturaleza y para que la gente crea en la omnipotencia del Dios de los católicos y en la verdad del poder de la Iglesia católica”. (10)

Dos hipótesis sobre el Elías que vendrá

Mientras bajaban del monte Tabor, los Apóstoles preguntaron a su Maestro sobre la misión de Elías, y Jesús respondió: «Es necesario que Elías venga y restaure todas las cosas» (Mt 17,11). En su cueva de la isla de Vedra, al carmelita Francisco Palau se le mostró una figura eliática –un Elías en persona o en espíritu– que vendrá a poner fin a la Revolución e instaurar el Reino de María. Será el Restaurador, el Moisés de la Ley de la Gracia, es decir, el Moisés del Nuevo Testamento.

En ocasiones, el Beato Palau planteó la posibilidad de que Elías mismo vendría a destruir la Resolución y “restaurar todas las cosas” para el tiempo de paz que vendría después: “¿Será el mismo Tesbita o será su espíritu y misión en un nuevo Moisés? No nos atrevemos a hacer conjeturas”. (11)

En otras ocasiones, propuso que este Moisés de la Ley de la Gracia podría ser una prefigura de Elías, un hombre relacionado de alguna manera con la Orden Carmelita con una misión especial de Dios, una misión para destruir la Revolución y formar un apostolado para luchar y predicar en los Últimos Días:

“Este apóstol cuando aparezca será Elías, el Elías prometido, cualquiera que sea su nombre –Juan, Moisés, Pedro–, poco importa. Porque la misión de este Elías será restaurar la sociedad humana, tal como Dios lo ha ordenado en Su Providencia”. (12)

Predijo que el Restaurador no sería un Rey sino un Apóstol y Profeta que restablecería las esferas espiritual y temporal sobre su verdadero fundamento: “Elías restaurará las cosas eclesiásticas a su debido orden con mano fuerte”. Él “limpiará el Templo de Dios de las abominaciones con que los malos católicos lo profanan”. (13)

También organizaría a “todos los católicos que aún son fieles a Dios”. Estas almas fieles elegidas obtendrán “nueva vida, virtud y fuerza” siguiendo su ejemplo. (13)

Los elegidos seguirán a este Restaurador, mientras que el resto de los católicos aposticarán, separándose unos de otros. Será desconocido, perseguido, despreciado por los católicos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida (14).

¿Cuándo sucederá esto? Palau no podía decirlo, pero creía que sería cuando el resto fiel se descorazonara ante los poderes de Satanás que parecerían haber triunfado.

El beato Palau dejó este mundo sin ver ese día. Sin embargo, las palabras finales de su último artículo publicado repiten el acto de fe que había renovado innumerables veces: “Dios nos ha dado su palabra, y su palabra nos dice que él [Elías] vendrá y restituet omnia [restaurar todas las cosas]”. (15)




Continuará ...