Costumbres Católicas

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El Ángelus: una meditación sobre la Navidad

Plinio Corrêa de Oliveira
La oración del Ángelus es una meditación sobre la Navidad, realizada a través de tres puntos esenciales, con gran brevedad. Es eminentemente lógico y bien construido. Pero, como todas las cosas en la Iglesia, sobre esa estructura lógica y coherente brilla un universo de imponderables de unción y sacralidad que constituye una verdadera belleza y forma un todo integral con esta estructura lógica y racional.

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La historia de la Encarnación se revela en el Ángelus

Veamos la estructura navideña en el Ángelus:

1er punto: El Ángel del Señor anunció a María, y Ella concibió del Espíritu Santo;

2do punto: He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según Su voluntad;

3er punto: Y el Verbo se hizo Carne, y habitó entre nosotros.

Aquí hay tres aspectos de la Navidad. El primero glorifica el mensaje del ángel. El segundo presenta la total obediencia de Nuestra Señora a ese mensaje. El tercero glorifica el hecho de que el Verbo no sólo se encarnó, sino que también habitó entre nosotros.

En estos tres puntos se condensa toda la historia de la Navidad de una forma tan sintética, breve, lógica y densa que no hace falta añadir nada.

Cada punto es seguido por la recitación de un Ave María, que glorifica a Nuestra Señora y la honra por cada aspecto de esa verdad anunciada por el Ángel.

Este es el mayor acontecimiento de la Historia humana, y el mayor honor para la humanidad es el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros.

Así, se convirtió en una costumbre piadosa de los católicos recitar el Ángelus al amanecer, al mediodía y, luego, al anochecer. En las tres etapas principales del día, los fieles repiten estas verdades y alaban a Nuestra Señora por estas verdades y le dan gracias por estas verdades.

¡Qué hermoso es rezar el Ángelus a la mañana, al mediodía y al final de la jornada laboral a las 6 de la tarde! Se tiene la impresión de una vidriera que cambia gradualmente de color, así también el Ángelus cambia de color. La atmósfera del Angelus recitado al mediodía cuando el ritmo de trabajo es intenso es diferente del Angelus recitado al atardecer cuando todo está revestido de una suavidad, una especie de comienzo de un profundo recuerdo.

La Iglesia creó esta joya, el Ángelus, y promueve su rezo en varios momentos del día para sacar de esta oración toda su belleza. En él se encuentra un mundo de armonías.

En el Ángelus está la armonía admirable entre la altísima clemencia, la sencillez, la profundidad de conceptos y una belleza indefinible que tiene aspectos poéticos y literarios que no contradicen la Fe, sino que la complementan.

Imagínese si el Ángelus hubiera sido encargado por un Ministro o Presidente de la República: Decreto n. 10.000 más o menos: “Componga una oración para ser recitada por la mañana, el mediodía y la tarde todos los días, todos los años, durante todos los siglos”. Tendríamos una pequeña oración relámpago, sin sentido, vacía y seca. Cualquier cosa podría resultar, pero no el Ángelus.

Como el hombre actual carece de esa plenitud de espíritu donde las cosas se ordenan con toda naturalidad según la lógica, la consistencia y la belleza, ni siquiera percibimos qué hay detrás de algo tan bien pensado, tan pleno de sentido, tan bien construido, tan bien rezada y, sobre todo, tan bien creída.

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Una pastora se detiene al anochecer para rezar el Ángelus

Busquemos, pues, el espíritu de la Iglesia católica en todas las cosas de la vida: los buenos tiempos de la Iglesia, las tradiciones de la Iglesia. Al someter tales cosas a un análisis racional, encontramos soles brillando en su interior, una belleza tras otra, lo cual es propio de la inagotable riqueza del espíritu católico. Así, cualquier cosa sencilla que sea católica revela una verdadera maravilla.

El Ángelus rezado por el campesino, el cura, el cruzado, el guerrero de la Reconquista, el monje trapense: Cada uno da uno de los mil colores en la vidriera. Es tan simple, tan fácil, tan natural que, por ello, revela una auténtica joya.

Esto nos debe llevar a ser cada vez más fieles al rezo del Ángelus, no omitiendolo nunca en ninguna ocasión, recordándolo en nuestra oración de la mañana, recordando todo lo que en él se contiene.

Publicado el 9 de diciembre de 2022

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