NOTICIAS: 3 de marzo de 2025
donate Books CDs HOME updates search contact

Vista Panorámica de las Noticias

Atila Sinke Guimarães
CAMBIANDO LA FECHA DE PASCUA – En este año 2025 se producirán dos acontecimientos históricos. El primero es el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, que se reunió en el año 325 entre mayo y julio en esa pequeña ciudad no lejos de Constantinopla.

Las fechas de Pascua para católicos y cismáticos sólo coinciden en 2025

La segunda es que las fechas de la Pascua tanto en la Iglesia Católica como en la llamada Iglesia Ortodoxa coincidirán el próximo 20 de abril. Este último hecho es una coincidencia ya que la Iglesia Católica calcula sus fiestas litúrgicas según el Calendario Gregoriano mientras que la Iglesia “Ortodoxa” calcula sus fiestas según el Calendario Juliano.

Se da la circunstancia de que, además de su objetivo principal de combatir el arrianismo, uno de los temas del Concilio de Nicea fue discutir la fecha de la Pascua. En la época de este temprano Concilio, que tuvo lugar poco después de que la Iglesia Católica saliera de las Catacumbas con el Edicto de Milán en el año 313, la Iglesia aún no había sufrido las divisiones que vinieron después con el Gran Cisma de Oriente (1054) y el Protestantismo (1517).

Así pues, el plan del Papa Francisco es aprovechar este aniversario para hacer un encuentro ecuménico en Nicea. El Papa invitará al patriarca “ortodoxo” de Constantinopla, en su calidad de supuesto portavoz de todas las demás ramas de la “ortodoxia”, así como a representantes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que agrupa a varias sectas protestantes. El objetivo de la reunión es reafirmar el Credo de Nicea que aún profesan tanto católicos como “ortodoxos”, y unificar la fecha de Pascua para que católicos y “ortodoxos” celebren esta importante fiesta en la misma fecha cada año.

Baso este análisis en el documento titulado En el 1700 aniversario del Concilio de Nicea: oportunidad y desafío para el ecumenismo (I 1700 anni del Concilio di Nicea, opportunità e sfida per l’ecumenismo – L’Osservatore Romano, 18 de enero de 2025, pp. 4, 5), firmado por el cardenal Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Según el plan de Francisco, este encuentro en Nicea significaría un acontecimiento histórico para reunir a los católicos con todos aquellos herejes y cismáticos.

Creo que este plan no es más que una ilusión que no traerá unidad a esas religiones, sino que aumentará la confusión entre los católicos. Las razones de esta afirmación son las siguientes:
  1. El cambio de la fecha de la Pascua, a juzgar por las múltiples concesiones “ecuménicas” ya hechas por los Papas de esta era postconciliar, no exigirá ningún cambio por parte de los “ortodoxos”. Es mucho más probable, en cambio, que el Vaticano adopte el Calendario Juliano y abandone el Calendario Gregoriano para nuestras fiestas litúrgicas. Si esto sucede, equivaldría a la erupción de un terremoto universal en nuestro año litúrgico católico.

    Francisco se inclina ante Bartolomé; en Nicea podría hacer lo mismo y adoptar el calendario juliano

    La confusión comenzó cuando Pío XII estableció una segunda fiesta para San José el 1 de mayo y disminuyó en gran medida la importancia de su centenaria fiesta del 19 de marzo. En consecuencia, Pío XII cambió la fiesta de los apóstoles SS. Felipe y Santiago del 1 de mayo al 3 de mayo, que Pablo VI cambiaría de nuevo al 11 de mayo. Este es solo uno de los muchos, muchos ejemplos de cambios realizados en el calendario litúrgico. Esta confusión entró a gran velocidad con los constantes cambios arbitrarios realizados en el Martirologio católico, principalmente por Pablo VI. Con la posible adopción por parte de Francisco del Calendario Juliano, la subversión del calendario litúrgico católico sería completa, es decir, alcanzaría el nivel de caos total.

  2. La ansiada unidad que se pretende alcanzar en Nicea con el patriarca de Constantinopla, que pretende representar a todas las ramas de la “ortodoxia”, no es más que una farsa propagandística. Cada rama de la Iglesia “ortodoxa” es completamente autónoma de las demás y depende exclusivamente del gobierno temporal del Estado en el que se encuentra.

    Por ejemplo, Bartolomé, patriarca de Constantinopla, vive de los permisos y estipendios del gobierno turco de su presidente musulmán Recep Tayyip Erdogan, mientras que Kirill, patriarca de Moscú, depende de la buena voluntad y la ayuda material del gobierno comunista de Vladimir Putin. Imaginar que Bartolomé tiene alguna autoridad sobre el patriarca de Moscú es completamente fuera de la realidad. Lo mismo puede decirse de los demás patriarcas “ortodoxos” en los diversos países donde existen. Ninguno de ellos obedece a Bartolomé.

    Así pues, en los pocos asuntos en los que Francisco y Bartolomé podrían estar de acuerdo, este último sólo se representa a sí mismo y a sus escasos seguidores en Turquía, y a nadie más.

  3. Partiendo de esta premisa –que los “ortodoxos” dependen de sus gobiernos locales–, la preeminencia no debería juzgarse por la autoridad patriarcal de Bartolomé, sino por el número de seguidores que cada iglesia individual tiene en su propio país. A continuación se presentan las cifras generales de seguidores “ortodoxos” por país, debidamente actualizadas para este artículo:

    La Iglesia “Ortodoxa” Rusa por sí sola tiene más seguidores que todas las demás juntas

    • Rusia – 90,000,000
    • Rumania – 16,370,000
    • Grecia – 10,000,000
    • Serbia – 8,000,000
    • Bulgaria – 4,100,000
    • Constantinopla – 4,000,000
    • Antioquía – 1,100,000
    • Polonia – 500,000
    • Jerusalen/Tierra Santa – 350,000
    • Alejandría – 110,000

    De estos números se desprenden inmediatamente algunas observaciones:

    • De los 154.530.000 seguidores de todas las principales iglesias “ortodoxas”, Bartolomé representa sólo 4.000.000, lo que supone sólo el 2,88% del total.

    • De los diez patriarcados enumerados, los de Rusia, Grecia y Bulgaria se oponen totalmente al ecumenismo, lo que supone 104.100.000 seguidores, es decir, el 67,36%. Los patriarcados de Rumania, Serbia, Antioquía y Jerusalén/Tierra Santa, que admiten cierto ecumenismo con reservas, especialmente en lo que respecta al cambio de fecha de Pascua, cuentan con 35.820.000 seguidores en total, es decir, el 23,17%. Los de Constantinopla, Polonia y Alejandría, que son muy favorables al ecumenismo, representan 4.610.000 seguidores, es decir, el 2,98%.

    • Sólo el Patriarcado de Moscú, bajo la hegemonía de Vladimir Putin, tiene 90.000.000 de seguidores, o el 58,24% del total de seguidores de las iglesias “ortodoxas” en todo el mundo.

    Francisco el demoledor

    Lo que demuestran estos números es que un posible acuerdo entre Francisco y Bartolomé en Nicea no significará que la mayoría –o incluso una gran parte– de los “ortodoxos” estarán de acuerdo con la Iglesia Católica en cambiar la fecha de Pascua o cualquier otro tema. Significará más bien que el acuerdo “ecuménico” es una concesión unilateral por parte de la Iglesia Católica, sin exigir ningún cambio práctico a los seguidores de esa “ortodoxia” cismática/herética.

  4. En el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se encuentra una falta de representación análoga. Recuerdo haber escrito en esta columna hace más de 20 años que el El CMI estaba moribundo. Hoy podemos decir con certeza que se ha convertido en un cadáver congelado, al que se le da vida artificialmente en ocasiones como la reunión de Nicea para alimentar la utopía ecuménica. No representa al conjunto de las sectas protestantes, como inicialmente se había previsto en 1948.
La conclusión es que el único efecto real que se derivaría de un encuentro “ecuménico” en Nicea sería un daño enorme para la Iglesia Católica, cuyo calendario litúrgico entero se vería trastocado. En consecuencia, aumentaría la confusión para los católicos en sus vidas de piedad; causaría una confusión mucho mayor que el caos en el que vivimos hoy.

Inmediatamente surge esta pregunta: ¿No está Francisco el Destructor planeando esta pantomima ecuménica para lograr específicamente este resultado?

Comparta

Blason de Charlemagne
Síganos