NOTICIAS: 14 de enero de 2023
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Vista Panorámica de las Noticias

Atila Sinke Guimarães
PIEZAS QUE FALTAN DEL ROMPECABEZAS BRASILEÑO - Los 62 días de continuas protestas de decenas de millones de personas frente a los cuarteles militares han terminado, hasta el momento, en una enorme frustración. El propósito explícito de estos patriotas brasileños era pedir a las Fuerzas Armadas que intervinieran y devolvieran el orden al país. De hecho, el orden público había sido quebrantado por elecciones obviamente robadas que dieron la victoria presidencial a Lula da Silva, como ya he dicho y analizado.

Todos esperaban que entraran en escena las Fuerzas Armadas y que Lula no fuera confirmado como presidente de Brasil; pero fue confirmado el 12 de noviembre. Entonces, todos esperaban que las Fuerzas Armadas impidieran que Lula tomara posesión el 1 de enero; pero fue investido.

Entonces, el prestigio de los militares era muy alto, eran los héroes que salvarían al país del comunismo. Ese apoyo se ha metamorfoseado de la noche a la mañana. Ahora, son considerados cobardes y traidores. Pero no es sólo una cuestión de prestigio. Sus acciones merecieron este juicio.

Arriba, Noviembre: El Gral. Valença promete todo el apoyo al pueblo frente al cuartel militar; abajo, enero: la policía de la ciudad destruye el campamento de los patriotas y los militares no hacen nada

El Comandante en Jefe del Ejército en el Estado de Minas Gerais, Gral. Paulo Alípio Valença , fue a hablar con la gente acampada frente a su unidad y había asegurado su total apoyo a los patriotas y camioneros que protestaban. Afirmó en un video que el Ejército nunca permitiría que Lula y los de su calaña tomaran el poder; sin embargo, después de la toma de posesión de Lula, permaneció inerte mientras la policía de la ciudad destruía los terrenos del campamento de los patriotas frente a su cuartel general.

Antes de la toma de posesión de Lula, el Comandante en Jefe del Ejército en Brasilia había enviado sus fuerzas especiales para evitar que la policía de la ciudad cerrara el campamento de los patriotas frente a su cuartel general. Después de la toma de posesión, este mismo hombre envió a uno de sus coroneles a mandar que se cerrara el mismo campamento, y luego entregó a los patriotas a la policía, que los encarceló.

El ministro de Seguridad, general Heleno Pereira, había explicado en detalle que la confirmación de Lula no era válida y que sería detenido antes de asumir el cargo. Este general fue silenciado y destituido de su función el 31 de diciembre de 2022 por el entonces vicepresidente, general Antonio Hamilton Mourão, quien había asumido la presidencia apenas Bolsonaro salió del país rumbo a la Florida dos días antes.

La primera pieza que falta en el rompecabezas es esta: aunque está claro que algunos generales como Mourão se revelaron como agentes de la quinta columna del comunismo dentro del gobierno de Bolsonaro y traicionaron, es difícil creer que todos ellos lo hicieron. En efecto, en los últimos meses Bolsonaro nombró a más de 30 generales, almirantes y brigadieres –en Brasil el título de brigadier está reservado a los más altos oficiales de la Fuerza Aérea– y colocó a estos hombres leales a él en posiciones estratégicas. Lo más probable es que los estuviera preparando para alguna acción. ¿Por qué estos altos funcionarios recién nombrados están inmóviles y silenciosos?

La segunda pieza que falta es esta: en el último mes del mandato de Bolsonaro, los militares movilizaron un enorme cuerpo de vehículos armados que fueron enviados a las fronteras de Brasil para protegerlos. ¿Por qué este movimiento, si no porque se estaba planeando una fuerte acción que podría provocar reacciones militares contra Brasil por parte de los países comunistas vecinos, a saber, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, que, aunque no limita con Brasil, recientemente estaba haciendo maniobras militares con Bolivia cerca de las fronteras brasileñas? ¿Se ha suspendido esta presunta acción? ¿Por qué? ¿Todos los militares traicionaron a los patriotas? No sé. Hasta donde pude verificar, las fronteras aún están bajo fuerte vigilancia militar.

Durante noviembre hubo un intenso despliegue de tanques y vehículos blindados en las fronteras brasileñas a cinco países

La tercera pieza que falta: ¿A qué se debe el optimismo de Bolsonaro? En su exilio voluntario en Florida, está recibiendo admiradores y dando autógrafos. Una señora le rogó que no abandonara Brasil y él respondió: “Lo mejor está por venir”. ¿Son estas palabras irresponsables sólo una forma de evitar la vergonzosa situación de ser satanizado en Brasil por los usurpadores Lula/Moraes? ¿O hay un plan para que los militares asuman el poder y le pidan que regrese?

La cuarta pieza que falta es ¿por qué el pueblo brasileño, especialmente los militares, no ven la falta de sentido común que está provocando la idolatría de la Constitución? En algunos países, como Estados Unidos, la Constitución nunca ha cambiado. Es un punto de referencia estable para que todos sepan qué es legal o no. Por lo tanto, es normal tenerlo en alta consideración. Esto no es lo que sucedió en Brasil.

Brasil ha cambiado su Constitución muchas veces. La Constitución actual es de izquierda, fue aprobada en 1988 y tiene muchas inconsistencias. Prof. Plinio Corrêa de Oliveira analizó el proyecto de esta Constitución y mostró que llevaría al país a caos. En esa época escribió sobre el proyecto que se convertiría en la Constitución de 1988 estas proféticas palabras: “Transforma al Estado brasileño en un tirano autoritario con sus garras clavadas en todas las legítimas libertades del país." (1)

De hecho, las acciones que está tomando hoy la Corte Suprema de Brasil muestran cómo se puede implantar una dictadura manipulando las palabras de esta Constitución. Creo firmemente que Brasil merece una Constitución mejor. Pienso que es absurdo entregar Brasil al comunismo por respeto a esta Constitución.

La quinta pieza que falta es la razón por la cual los militares todavía tienen un "complejo de inferioridad" por su acción pasada de deponer al presidente comunista João Goulart en 1964 e instalar un régimen militar estabilizador durante dos décadas? Hicieron lo que debían haber hecho en ese momento.

Hubo errores en el ejercicio del poder, sin duda. El más grave de todos fue haber hecho concesiones al socialismo. Pero impedir que el país se volviera comunista estuvo muy bien. Muchos países criticaron a Brasil por esa acción. Los brasileños no deberían prestarles atención. Brasil tiene suficiente personalidad, territorio y riqueza para imponerse en el concierto de las naciones. Es incomprensible que los militares todavía teman hacer algo que sería impopular en el escenario mundial actual. La ley suprema que debe observarse es la de velar por el bien común del pueblo: Salus populi suprema lex esto.

Esta lista de piezas que faltan en el rompecabezas brasileño es superficial; se le podrían agregar muchos otros puntos.

Mi conclusión es condicional: si hay un plan de acción, posponerlo equivale a suicidarse. Cuanto antes se ejecute el plan, mejor. Los usurpadores no pierden un minuto en su empeño por deponer a todos los generales, brigadistas y almirantes, así como a los jefes de policía, gobernadores y políticos que apoyan a Bolsonaro. Ya están a punto de emitir una orden internacional de arresto en su contra. Una acción militar de este tipo conduciría a una breve guerra civil seguida de un período de sanación y restauración.

Si no se toma este curso de acción, Brasil se convertirá en otra Venezuela, que sufre una crisis social y económica sin precedentes que ha reducido a la gente a la miseria. En este caso, sin embargo, espero y rezo para que surja un sano liderazgo del pueblo que lleve al país a una reacción purificadora, bajo el manto de la Reina de Brasil. Nuestra Señora de Aparecida. Esto implicaría inevitablemente una larga guerra civil con consecuencias dramáticas para el país, pero aun así sería mucho mejor que el comunismo tiránico que ya comienza a establecerse bajo Lula.

  1. Plinio Corrêa de Oliveira, Projeto de Constituição Angustia o País, Catolicismo, Edição Extra, October 1987, p. 7