Verdades Olvidadas

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“Dios ama el gran coraje”
El 10 de julio de 1643, el rey Felipe IV de España visitó a la Venerable Madre María de Ágreda y se marchó pidiéndole que le escribiera. Esta correspondencia duró 22 años, hasta la muerte de la Madre María de Ágreda en 1665. Para un príncipe del carácter de Felipe IV, su consejo consistió siempre en la necesidad de librarse de su pasividad natural para cumplir con todos los deberes de un soberano católico.

Contamos con 47 de las 618 cartas que se escribieron. En ésta, fechada el 15 de noviembre de 1652, le recuerda al rey el papel que desempeña la adversidad en la salvación y la necesidad de tener valor para afrontar su pasividad y tendencia a la cobardía.

Ven. María de Agreda:

La divina Providencia nos envía prosperidades y adversidades para nuestro mayor bien y para guiarnos a la salvación eterna. Pero la naturaleza humana, debilitada y manchada por el pecado original, corre mayores peligros con los deleites que con los dolores, porque, como dice Daniel, los pasos de los hombres son inseguros y no saben andar según el recto juicio, sino que conducen a los hombres según su natural propensión al placer, al goce, al bienestar, al descanso, a la riqueza; y la muerte llega antes de que lleguen al fin de sus deseos.

Los dolores y las tribulaciones tienen el buen efecto de contener, dominar, mortificar y domar las pasiones. Obran como salvaguardia y lastre en la peligrosa navegación de este valle de lágrimas, para impedir que se hunda la embarcación del alma, y ​​sólo le permiten satisfacer sus gustos y su voluntad cuando ha llegado sana y salva a puerto.

Pero la aceptación de las pruebas que Dios envía no autoriza en modo alguno a la pasividad y a la cobardía.

Dios ama el gran coraje porque el gran coraje logra grandes cosas, y las grandes cosas que produce el hombre en su estado de debilidad son una prueba de la ayuda del Todopoderoso. Por eso, deseo a Vuestra Majestad un gran coraje, porque necesita reparar las desgracias de su pueblo. Por eso, que Vuestra Majestad se arme de fuerza, y la fuerza más eficaz es la que Dios da con gracia, y Él no se la negará a Vuestra Majestad si, al pedirla, expresa su dolor por el pasado y su esperanza por el futuro.


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Extracto de María de Ágreda y la mística ciudad de Dios
Hombol Pub: 2024, pp. 50-51

Publicado el 22 de febrero de 2025

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