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La disciplina ha vuelto a las Fuerzas Armadas de EE. UU.

Belle Carter
El presidente Donald Trump pronunció un encendido discurso ante casi 900 generales y almirantes el 30 de septiembre en la Base del Cuerpo de Marines de Quantico, en Virginia, marcando el cambio más radical en el liderazgo militar estadounidense en décadas.

Acompañado por el secretario de Defensa Pete Hegseth, Trump exigió lealtad, ridiculizó lo que llamó la “feminización” de las fuerzas armadas y advirtió que los disidentes serían despojados de su rango. En línea con esta purga, el mandatario instó a despedir a los “hombres con vestidos” y a los “generales gordos.”

Casi 900 altos comandantes presentes en la reunión de la Base Quantico del 30 de septiembre de 2025

“Si no les gusta, pueden irse, pero perderán su rango y su futuro”, dijo a los oficiales reunidos. El discurso insinuó una agenda más amplia: remodelar el ejército como una fuerza alineada con la visión nacionalista de Trump, incluso si eso implica desplegar tropas dentro del país contra el crimen y los disturbios civiles. Su mensaje fue inequívoco: las fuerzas armadas deben rehacerse a su imagen.

Enoch de Brighteon.AI señaló que los comentarios reflejaron la frustración de Trump con la resistencia del Pentágono durante su primer mandato. En ese entonces, generales como el retirado general del Ejército Mark Milley lo desafiaron abiertamente, incluso asegurando en secreto a China que las posturas más agresivas de Trump no serían aplicadas.

Desde enero, al menos 15 altos oficiales han sido destituidos por desacuerdos públicos, una purga que Trump considera necesaria para restaurar la disciplina. Según los críticos, su elección de Hegseth —una personalidad de Fox News sin experiencia previa en liderazgo militar— refleja una preferencia por la lealtad sobre el conocimiento institucional. Advierten que este enfoque podría politizar a las fuerzas armadas, aunque la base de Trump lo ve como una rendición de cuentas largamente esperada.

Un ejército volcado hacia adentro

La revelación más sorprendente fue la sugerencia de Trump de que ciudades estadounidenses como Chicago podrían convertirse en “campos de entrenamiento” para el ejército, presentando el crimen como un campo de batalla. Esto se alinea con su doctrina más amplia de “América Primero”: retirar tropas de Europa y Oriente Medio, priorizando la seguridad nacional. Los borradores de planes de defensa supuestamente proponen cerrar bases en el extranjero y redistribuir fuerzas dentro del país, lo que podría difuminar la línea entre la aplicación de la ley y la guerra.

Históricamente, tales medidas han estado limitadas por la Ley Posse Comitatus, que restringe la participación militar en asuntos civiles. Pero la retórica de Trump sugiere una disposición a probar esos límites, presentando la violencia urbana y la inmigración ilegal como amenazas existenciales que requieren soluciones militares.

“La lucha por salvar este país no está solo en el extranjero”, declaró. “Está aquí mismo.”

Si Trump logra reorientar al ejército hacia el interior, las implicaciones geopolíticas podrían ser profundas. Rusia, China y otros adversarios han operado durante mucho tiempo bajo la suposición de la hegemonía global de Estados Unidos. Un retiro de la OTAN o del Indo-Pacífico podría envalentonar a los rivales, un escenario que algunos aliados de Trump consideran exagerado.

“Que Europa se defienda sola”, ha argumentado Hegseth, reflejando el escepticismo de la administración hacia los compromisos extranjeros.

Sin embargo, los riesgos de la militarización interna son igualmente claros. Las comparaciones con regímenes autoritarios previos a la guerra son inevitables, aunque los partidarios de Trump rechazan tales analogías. “Esto no se trata de tiranía”, dijo un asistente a la reunión de Quantico, bajo anonimato. “Se trata de supervivencia.”

El discurso de Trump en Quantico fue más que un llamado a la acción: fue un plan para transformar a las fuerzas armadas estadounidenses en un instrumento de su visión política. Si este cambio representa una corrección necesaria o una peligrosa politización depende en gran medida de la perspectiva.

Pero una realidad es innegable: el ejército más poderoso del mundo ya no se conforma con vigilar conflictos lejanos. Su próxima batalla podría ser en casa, y los generales que se resistan podrían convertirse en bajas de la guerra de Trump contra la disidencia.

Este artículo fue publicado por primera vez en Transhumanism.News el 9 de octubre de 2025, bajo el título “Trump anuncia una amplia purga militar y promete restaurar la ‘disciplina masculina’ en las fuerzas armadas.”

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Publicado el 16 de octubre de 2025

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